Originaria de Lonquimay, esta joven empresaria ha desarrollado una original idea de negocio que comenzó a implementar mientras vacacionaba en Bali y que beneficia a una treintena de emprendedoras de Temuco.

“Ropa María Jo” es mi tienda, y a partir de ella, creé el concepto de “Casa Mujer Temuco”. Así, María Josefa Labayru resume la pasión que actualmente le ocupa su tiempo y que ha ido desarrollando rápidamente junto a un grupo de emprendedoras que crece cada día, en una acogedora casa ubicada en calle Reusch, a pasos de la Avenida Alemania de Temuco.

Y este desarrollo tal vez ha sido tan rápido gracias al apoyo de las nuevas tecnologías. “Con la cuenta de Ropa María Jo (@ropamariajo) lleva más de diez mil seguidores y Casa Mujer (@casamujertemuco) ya lleva más de tres mil, y acá mismo, en la tienda física (Reusch 458), mucha gente llega por Ropa María Jo, y yo les cuento sobre el proyecto Casa Mujer”, explica la emprendedora.

Desde Bali a Temuco

¿Y cómo nació la idea? “Me fui de viaje para estudiar ingles y esta idea nació en Bali, en el sudeste asiático. Compré una línea de ropa bambula, con pedrería, todo hecho a mano, al por mayor, y comencé a vender acá”, recuerda.

“Me fue muy bien y creé mi página Ropa María Jo. Comencé a hacer showroom, con apoyo de amigas, familiares, en departamentos, e incluso a los seis meses de creado el negocio hice mi primer desfile de moda. Ahí, una amiga me dijo que arrendaban oficina en calle Reusch y llegué a este sector, armé la tienda una semana y mi fuerte eran los vestidos de fiesta.”, rememora.

“Comencé a trabajar con Facebook, Instagram, creé mi logo, seguí gente importante y saqué muchas ideas de las mismas redes sociales”, explica, “pero lo más importante fue conocer a otros emprendedores, de ellos aprendí mucho”.

Satisfacción garantizada

Ya con la tienda, María Josefa descubrió que había todo un mundo de emprendedores. “Muchas personas me empezaron a preguntar si subarrendaba espacios, y lo hice. Subarrendé espacios para carteras, para joyas y llegué a tener una lista de espera para subarrendar espacios en una tienda que era enana”, agrega, “donde además del producto entrego un servicio, un servicio de buena atención, de post venta, de satisfacción garantizada. A veces converso una hora con una clienta. Eso no ocurre en las tiendas del retail, pero si en los emprendimientos locales”.

“Esta casa la habilité en febrero de este año, antes era una casa habitacional. Y la comencé a arrendar los espacios de la casa para otros emprendedores, porque la idea era contar con una casa dedicada a la mujer, donde con un servicio excelente, encuentre todo lo que necesite: vestidos de fiesta, ropa, carteras, accesorios, decoración, centro de estética, café”, explica, “Pero el 18 de marzo llegó la pandemia y no pude vender ningún vestido más”. 

“La palabra clave fue reinventarme. A través de Instagram comencé a vender ropa más de calle, más atemporal, casual”, recuerda, “entre todos nos ayudamos, mientras las ventas se mantuvieron online, nada presencial”.

El 4 de mayo, cuando terminó la cuarentena, se reabrió la casa y generalmente se mantiene abierta hasta las 20 horas, de lunes a sábado. Luego del regreso, la afluencia de público ha ido en aumento constantemente, llegando 12 o 15 personas por día.

24/7 de corazón

“Este periodo ha sido muy duro, y el sistema de subarriendo requiere de mucho trabajo administrativo. Emprender es 24/7, no se trata solo de publicar los productos en redes sociales. En muchos trabajos se cumple un horario y la jornada termina. En este caso te hablan y llegan mensajes en otros horarios, cuando incluso la tienda está cerrada”, señala, “pero de eso se trata emprender de corazón, aunque requiere sacrificio, pero existe la motivación de trabajar en lo propio, y ver la satisfacción en las clientas también. Ser emprendedor no es para cualquiera, se requiere actitud, pasión, perseverancia y voluntad”.

“En diez años más me veo como una emprendedora feliz, consolidada y a nivel nacional, me gustaría expandir el concepto de Casa Mujer a otras ciudades del país, quizás enfocada en el sur de Chile, donde no existe este tipo de emprendimientos asociativos. A mí me ayudaron mucho, y yo quiero seguir ayudando, motivando a otros emprendedores”, decreta María Josefa.

Actualmente la casa tiene cinco zonas, y en cada zona conviven varios emprendimientos, que hoy suman alrededor de 30, y que pueden ser recorridos por las clientas. “La idea es que las mujeres puedan venir y pasar una tarde recorriendo la casa, conversando y comprando productos. ¡Están todas invitadas!”, puntualiza.

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