Dr. Rodrigo Navia Diez

Vicerrector de Investigación y Posgrado

Hace ya algunas décadas que en las sociedades modernas el conocimiento se ha convertido en un elemento fundamental para que los países logren desarrollo económico y progreso social.

La complejidad y diversidad de las necesidades humanas demanda de la sociedad del conocimiento el mayor esfuerzo en la articulación de actores que conformen un ecosistema científico-tecnológico para la búsqueda y desarrollo de productos, servicios, medios y cualquier otra posibilidad de satisfacer las necesidades de las personas y desarrollar soluciones a los diversos problemas de la sociedad actual. Esto requiere entonces, que los países y sus regiones dispongan los recursos y el financiamiento necesario para desarrollar el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la promoción de la innovación.

Al contrario de las economías fuertemente basadas en el conocimiento, en Chile es el Estado el que más invierte en investigación y desarrollo (I+D) junto a las universidades, 47% y 14% respectivamente en 2017. El mundo privado sólo alcanzó un 31% en 2017, una baja inversión considerando la importancia y magnitud de los desafíos en este ámbito. El resto del financiamiento proviene de organizaciones sin fines de lucro y del extranjero. Históricamente Chile a sub-invertido en I+D. Según los indicadores reportados por Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de 2019, Chile es el país con el nivel de desempeño de I+D más bajo en la OCDE.

En 2018 el gasto interno bruto representó solo un 0,38% del PIB en este ámbito, mientras que el promedio OCDE fue de 2,38% del PIB. En términos porcentuales este nivel de inversión, con leves oscilaciones se ha mantenido hasta la fecha. Sin embargo, aun cuando el presupuesto para el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación no ha disminuido, los recortes presupuestarios en otras entidades gubernamentales involucradas en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación, han significado una disminución real del financiamiento del ecosistema.

Es por ello, que desde la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado (VRIP) de la Universidad de La Frontera (UFRO) estamos disponibles para abordar en forma mancomunada con la comunidad regional y nacional los desafíos que visualizamos a corto y mediano plazo en el financiamiento y la articulación en ciencia, tecnología e innovación. Por de pronto, la nueva orgánica regional (a través del Gobernador electo) debiera permitir un debate franco y abierto en el ámbito de la descentralización de recursos para estas áreas que son del mayor interés para el desarrollo. Esperamos además que a través de la instalación de los Comités Regionales de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo se pueda generar una estrategia regional consensuada en ciencia, tecnología e innovación que mire a los territorios y a la macrozona sur como eje articulador principal.  Simultáneamente esperamos que la investigación científica, el desarrollo de capital humano avanzado y la innovación tecnológica y social pasen a formar parte relevante de la agenda de desarrollo regional que podamos construir en conjunto. Estamos convencidos desde la VRIP y desde una Universidad estatal y regional como la nuestra, que los esfuerzos que podamos hacer en el ámbito de la gestión y articulación en ciencia, tecnología e innovación tendrán un impacto directo en el desarrollo regional y en la calidad de vida de los habitantes de La Araucanía y el país.

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