Escribe: Escribano de Valencia

Recuerdo que la cultura popular junto con nominar a agosto como el mes de los gatos, lo ponía como el mes de “frontera” que indicaba si se era capaz de resistir el invierno. Pero este mes es también, en nuestro país, el mes de la Solidaridad. Y permítame comentar que esto gracias a la inspiración de san Alberto Hurtado, un chileno excepcional, quien dejó este mundo el 18 de agosto del 1952, después de una ajetreada y santa vida; por la que gozamos hoy de un período de reflexión en torno al valor de la solidaridad.

En Chile, nos sentimos un país solidario, porque hay muchas iniciativas de bien, que hablan de esto. En efecto, las campañas normalmente son exitosas. Pienso -sin duda-, en tantas fundaciones que efectúan una gran obra, y hacen posible la “solidaridad” entre las personas. Sin embargo, aún podríamos crecer más en esta dimensión; porque no se trata solo de campañas, o de la capacidad que ésta tenga de conmover a un colectivo. En efecto, a veces parece que se hace necesario que nos remuevan para dar algo. Y aunque esto no sea malo, la solidaridad también es un compromiso que debe ser efectivo, no solo afectivo. Ya que la pobreza, la injusticia, o las condiciones de exclusión, no pueden ser subsanadas solo con soluciones afectivas, sino que también y al mismo tiempo efectivas. En eso el padre Hurtado fue realmente un maestro. Supo entender su realidad, y la abrazó no solo desde lo intelectual, o de lo afectivo, sino que desde lo concreto y real.

Por eso, para pasar agosto, y no solamente salvarnos de las inclemencias del tiempo, y de su influencia, podríamos preguntarnos: ¿qué tanto, o cómo estamos viviendo este valor de la solidaridad? sobre todo en este nuevo escenario de pandemia, en un Chile que está cambiando aceleradamente. La solidaridad, dicho sea de paso, no es otra cosa que la traducción moderna del valor de la cáritas, o caridad, y que no tiene que ver con dar una cosa o limosna, sino justamente con dar, dándose, podríamos decir. Aunque, actualmente es mucho más empático con la sensibilidad social hablar de solidaridad que de caridad, si bien implican los mismos compromisos.

Esa reflexión estuvo presente a lo largo de toda la vida del padre Hurtado, porque desde su vida interior brotaba todo lo mejor que de él conoció la gente, como entrega y propuesta solidaria.

Con motivo de su canonización, el ex presidente Ricardo Lagos afirmó, qué cuando se produjese el hecho: !Chile, tendrá un nuevo padre de la Patria!. Afirmación bastante asombrosa, ya que el Presidente Lagos, con la cual reconocía el gran aporte que simbolizaba el padre Hurtado para la nación chilena.

El Padre Hurtado, entregó a Chile, el Hogar de Cristo, la Revista Mensaje, su trabajo con los sindicatos, y un largo etcétera, que configuran en sí mismo el elocuente testimonio de una vida entregada por y para los demás. Además, algunas de sus expresiones aún resuenan entre nosotros: “hay que dar(se) hasta que duela”, “contento, Señor, contento”.  Todo lo cual habla que san Alberto Hurtado fue un hombre, en el que concurrieron muy bien las dimensión teórica y práctica, es decir, alguien que lograba pasar de la teoría, a la práctica, y que no hacía nada sin antes pensar y reflexionar dicha acción. ¿Cómo pasar agosto? No sería malo pensando en cómo ser un poco más solidarios.

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